domingo, 28 de febrero de 2010

CUENTA SALDADA

¿Por qué te ocultas de mí?
Si nada vengo a pedirte
el pago que tú me hiciste,
no tiene saldo, señor.

Es recibo cancelado
las cuentas las lleva Dios,
y mientras tanto el pecado
viene a cobrar su traición.

Como Judas te arrepientes
con la conciencia manchada
sintiendo el alma estrujada
y el rechinar de los dientes.

La cuenta ya está saldada
sé valiente, da la cara
que yo te miro de frente
porque no creo deberte,
absolutamente nada.

¿Qué fue de tantos amores
que por placer tú buscabas,
mientras que a mí me dejabas
perdida en mis sinsabores?

Malgastaste la riqueza
del amor que te entregaba
hoy, yo soy rica y tú pobre...
Vete, no te debo nada.

Mas, si vienes por limosna
ven, llévate mi tristeza,
que te abrigue en tu pobreza…
La cuenta quedó saldada.

UN ALMA COMO LA TUYA

Nuestras almas van unidas
en un eco de silencio,
pestañando en avatares,
caminos de soledad.
En los poemas guardamos
recuerdos de los parajes,
que alguna vez recorrimos
hoy, tan sólo es hospedaje
de las plumas solitarias
buscando su pernoctar.
No existe la lejanía
para las almas gemelas,
que van encontrando orillas
donde poder reposar.
Ni existe orto u ocaso,
para dejarle mis trazos
a algún corazón herido
que se deba remendar.
Si yo pudiera volar
hasta el cielo que te cubre
para dejarte mi lumbre
y poderte consolar,
no haría falta escribir
este sentir de poeta,
estaría junto a ti
para quitarte las penas,
sin abrigarte en palabras
sino con acciones buenas
esas, que marcan los hitos
de mi cariño bonito,
que hoy te vengo a regalar.